martes, 19 de diciembre de 2017

La carta de Dagoberto a Karina



He leído con detenimiento varias veces la carta que Dagoberto Valdés escribió a Karina Gálvez.
Si fuera sincera esta misiva, reconozco que sería digna de compendiar en alguna obra literaria. Desafortunadamente no lo es.
Un derroche de halagos, exaltaciones, adjetivos en superlativo, todo un baño de sobrevaloración que pretende enmascararse en apoyo a Karina.
Pudiera pensarse que Dagoberto busca en verdad restañar su carencia de valor y coraje.

Será que Dagoberto quisiera con la carta decirle a Karina:
“perdóname por haberte dejado sola cargar con una responsabilidad que es solo mía, perdona mi falta de valentía, perdona mi cobardía que no me permitió decir soy yo quien tiene que estar detenido, fui yo quien gestionó el financiamiento de la compra de la casa, fui yo quien te convenció para que tú dieras la cara pública en el papeleo de la propiedad y la acreditaras a tu nombre, soy yo quien debe estar sancionado y cargar con la vergüenza pública que les he infligido a ti y a tu familia, soy yo quien debe estar en esa escuela trabajando y corrigiendo mi falta con la sociedad y las leyes”.
Pudiera pensarse que esa es la intención de Dagoberto, pero desafortunadamente no lo es.
Como siempre, hay muchas cosas en juego que tiene una carga muy fuerte en los intereses de Dagoberto.
“Bienaventurados ustedes cuando por causa mía los maldigan, los persigan y les levanten todo tipo de calumnias, alégrense, y muéstrense contentos, porque su recompensa será grande en el reino de los cielos.” La escritura con tantas citas bíblicas tiende a confundir. A veces parece que Dagoberto se coloca en el lugar de Dios. Será que se lo cree?
Insulta que en la desenfrenada intención de agradar el oído de Karina y del lector que no le conozca, Dagoberto equipare que contribuir con la limpieza de un centro escolar al desarrollo del proceso docente educativo sea un “calvario, un sacrificio, una cruz”.
Conozco muchas personas honestas y humildes que sin otra vocación que la de servir y ser útil a los demás han trabajado en estas ennoblecedoras tareas durante años, asegurando la educación de generaciones y generaciones de cubanos. Ninguna ha sentido su trabajo como una sanción.
Dagoberto, creo ha sido infructuoso y tardío intento.
Lo curioso de todo esto, es que tanta consternación de Dagoberto por el calvario, la cruz y el sacrificio de Karina no le impiden seguir gozando de los favores de los amos europeos y de paso disfrutar de algo que si le enloquece “la buena mesa sin costo”. Que lo diga José Daniel Ferrer con quien se abrazó efusivamente en la embajada checa recientemente.
José Daniel, si supieras lo que piensa el señor Dagoberto de ti. Te reto a que te documentes.
A propósito en este país también hay muchas personas que tienen la honrosa tarea de recolectar y seleccionar las yaguas que sirven para la curación de nuestro tabaco. Tampoco ven esta tarea como un sacrificio. Los mencionados 10 años de yagüero de Dagoberto son quizás los únicos en que habrá trabajado en su vida.


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